lunes, 21 de marzo de 2011

La alianza igualitaria

(Tomado de CubaDebate)

Al anochecer del sábado 19, después de opíparo banquete, los líderes de la OTAN ordenaron el ataque contra Libia.

Desde luego, nada podía ocurrir sin que Estados Unidos reclamara su papel irrenunciable de máximo jefe. Desde el puesto de mando de esa institución en Europa, un oficial superior proclamó que se iniciaba la "Odisea del Amanecer".

La opinión pública mundial estaba conmovida por la tragedia de Japón. El número de víctimas del terremoto, el tsunami, y el accidente nuclear, no ha cesado de crecer. Son ya decenas de miles las personas muertas, desaparecidas e irradiadas. Crecerá considerablemente también la resistencia al uso de la energía nuclear.

El mundo está sufriendo a la vez las consecuencias del cambio climático; la escasez y el precio de los alimentos, los gastos militares y el derroche de los recursos naturales y humanos, crecen. Una guerra era lo más inoportuno que podía ocurrir en estos momentos.

El recorrido de Obama por América Latina ha pasado a un segundo plano, nadie apenas se ocupa del tema. En Brasil, se han hecho evidentes las contradicciones de intereses entre Estados Unidos y ese hermano país.

No puede olvidarse que Río de Janeiro compitió con Chicago por la sede de los Juegos Olímpicos del 2016.

Obama quiso congraciarse con el gigante suramericano. Habló del "extraordinario ascenso de Brasil" que ha llamado la atención internacional y elogió su economía como una de las que más rápido crece en el mundo, pero no se comprometió en lo más mínimo con apoyar a Brasil como miembro permanente del privilegiado Consejo de Seguridad.

La Presidenta brasileña no vaciló en expresar su inconformidad con las medidas proteccionistas que Estados Unidos aplica a Brasil, a través de tarifas y subsidios que han constituido un fuerte obstáculo a la economía de ese país.

El escritor argentino Atilio Boron afirma que a Obama "... lo que [...] más le interesa en su calidad de administrador del imperio es avanzar en el control de la Amazonía. Requisito principal de este proyecto es entorpecer, ya que no puede detener, la creciente coordinación e integración política y económica en curso en la región y que tan importante han sido para hacer naufragar el ALCA en 2005 y frustrar la conspiración secesionista y golpista en Bolivia (2008) y Ecuador (2010). También debe tratar de sembrar la discordia entre los gobiernos más radicales de la región (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador) y los gobiernos ‘progresistas’ —principalmente Brasil, Argentina y Uruguay..."

"Para los más osados estrategas estadounidenses la cuenca amazónica, al igual que la Antártida, es un área de libre acceso en donde no se reconocen soberanías nacionales..."

Mañana Obama se traslada a Chile. Llegará precedido de una entrevista que concedió al diario El Mercurio, publicada hoy domingo, en la que confiesa que el "Discurso para las Américas" —así lo califica— se funda en una "alianza igualitaria" con Latinoamérica, que casi nos deja sin aliento al rememorar "La Alianza para el Progreso" que precedió la expedición mercenaria de Playa Girón.

Confiesa textualmente: "nuestra visión para el hemisferio [...] se funda en el concepto de alianza igualitaria que he perseguido desde que asumí la Presidencia de Estados Unidos".

"‘También me enfocaré en áreas específicas en las que podemos trabajar juntos, como el crecimiento económico, la energía, la seguridad ciudadana y los derechos humanos’..."

"Esa visión, puntualizó, tiene por objetivo ‘mejorar la seguridad común, expandir las oportunidades económicas, asegurar un futuro energético limpio y apoyar los valores democráticos que compartimos’."

"... promover un hemisferio seguro, estable y próspero en el que Estados Unidos y nuestros aliados comparten responsabilidades en asuntos claves tanto a nivel regional como global."

Todo como puede apreciarse maravillosamente bello, digno de enterrarse como los secretos de Reagan, para publicarlo dentro de 200 años. El problema es que como informa la agencia DPA, según sondeo realizado por el diario La Tercera "... en 2006 el 43 por ciento de la población chilena rechazaba las centrales nucleares".

"Dos años después el rechazo subió a 52 por ciento y en 2010 llegó a 74 por ciento." Hoy, después de lo ocurrido en Japón alcanza al "... 86 por ciento de los chilenos..."

Faltaría solo hacerle una pregunta a Obama. Tomando en cuenta que uno de sus ilustres predecesores, Richard Nixon, promovió el golpe de Estado y la muerte heroica de Salvador Allende, las torturas y el asesinato de miles de personas, ¿pedirá el señor Obama excusas al pueblo de Chile?



Fidel Castro Ruz
Marzo 20 de 2011
8 y 14 p.m.

viernes, 18 de marzo de 2011

La guerra del terror de Obama

Editorial de The Nation
The Nation


No podía venir en mejor momento para el gobierno de Obama la última versión de la caza de brujas contra los musulmanes estadounidenses orquestada por el congresista Peter King. Parece que King se encuentra en su salsa haciendo declaraciones incendiarias -como su infundada afirmación de que “entre el 80 y el 85 por ciento de las mezquitas en este país están controladas por fundamentalistas islámicos” que son “un enemigo que vive entre nosotros”- y su intervención en la próxima sesión del congreso sobre la radicalización de los musulmanes estadounidenses promete ser más de lo mismo. Por el contrario, el 6 de marzo Obama envió a Denis McDonough, su viceconsejero de seguridad nacional, a una mezquita en Virginia, en donde aseguró a los musulmanes que “no estigmatizaremos ni demonizaremos a comunidades enteras por el comportamiento de unos pocos”. De ese modo se ha establecido la siguiente dialéctica: King y los de su calaña son los malvados antimusulmanes mientras que el gobierno de Obama es el amigo de los musulmanes, la cara de un estado más racional, menos prejuicioso.


La realidad, no obstante, es más sombría. Obama firmó un decreto el 7 de marzo que establece un sistema de detención indefinida para docenas de los 172 detenidos que quedan en Guantánamo, todos ellos musulmanes, y anunció la reanudación de los juicios militares. Este decreto es un golpe que entra en directa contradicción con uno de sus primeros actos en el cargo, una atrevida directiva que ordenaba el cierre de Guantánamo. Pero ante el continuado acoso por parte de los repúblicanos a su plan para juzgar a los detenidos en tribunales civiles, Obama está tratando ahora de resolver los casos de Guantánamo por la vía de legalizar las mismos tácticas y abusos de poder que le valieron implacables condenas al gobierno de Bush. Ni que decir tiene que fue King el que elogió el decreto de Obama porque “confirma la política del gobierno Bush de que tenemos el derecho de detener a los terroristas peligrosos hasta el cese de las hostilidades”.


Y no es sólo a Guantánamo donde Obama ha extendido las políticas de “la guerra contra el terrorismo” de la era Bush. Como Alia Malek documenta en este número de The Nation, en las Unidades de Gestión de las Comunicaciones (CMU), dependientes del gobierno federal, de Marion, Illinois y de Terre Haute, Indiana, los prisioneros son objeto de trato violento y se les restringe, al borde de la legalidad, casi cualquier contacto con el exterior. Establecidas por el gobierno de Bush para albergar detenidos vinculados con el terrorismo, las CMU han ampliado su ámbito con Obama hasta el extremo de poder albergar potencialmente a cualquier preso. Se han usado caprichosamente para aislar de cualquier contacto con el exterior a prisioneros que no tienen vinculación alguna con el terrorismo o cuya única conexión se basa en el engaño o en una peligrosa y dudosa extensión, por parte de los fiscales, del concepto de “apoyo material”. En algunos casos, las restricciones del CMU parece que se han aplicado como represalia por las denuncias presentadas contra funcionarios de la prisión o meramente por las creencias políticas o religiosas de los internos (la mayoría de los reclusos de las CMU son musulmanes).


Para rematar la faena tenemos el vergonzoso trato al que se está sometiendo al soldado de primera Bradley Manning, el supuesto filtrador de muchas de las revelaciones de Wikileaks. Encarcelado en una prisión militar desde julio en Quantico sin juicio, Manning ha sufrido severas restricciones: imposibilidad de comunicación con el exterior, privación del sueño y aislamiento forzoso -tácticas éstas refinadas por los expertos en tortura del gobierno de Bush. Ultimamente se ha forzado a Manning a dormir desnudo y a presentarse de tal guisa a la inspección diaria con el argumento de que podría usar su ropa interior para suicidarse, aunque los psiquiatras del ejército se han negado a diagnosticar que Manning se encuentre en riesgo de cometer suicidio.


Muchos han afirmado que el trato dado a Manning no es más que un intento de que se vuelva contra Julian Assange y Wikileaks y por lo tanto constituye una tortura instrumental. Puede que sea cierto pero ahora se ha revelado otro abuso a añadir a su calvario. El abogado de Manning dice que las nuevas medidas contra su defendido se tomaron como represalia por un comentario sarcástico que Manning hizo a los guardias de la prisión sobre usar “la goma elástica de su ropa interior” para auto-lesionarse; su abogado lo describe como una “humillación ritual”. Y así vemos claramente como está creciendo una nueva clase de cáncer social: El abuso de poder y la extensión de los malos tratos por el mero hecho de ser una prerrogativa del Estado. Recuerden que es eso lo que pasó en Abu Ghraib -no sólo el uso tortura para obtener un resultado sino la tortura como forma de diversión, por vendettas personales, o por la sencilla razón de que el uniforme lo permite. El trato recibido por Manning en Quantico, del mismo modo que el encarcelamiento de reclusos en los CMU sin ningún motivo legal aparente, demuestra que los residuos tóxicos de Abu Ghraib están aún entre nosotros. No se los hizo desaparecer con la retirada de George W. Bush, ni se los destruyó con la elección de Obama. Todo lo contrario. Han penetrado profundamente dentro del aparato del Estado y continuarán ejerciendo su perversa influencia hasta que los Estados Unidos tomen una decisión fundamental: Acatar el estado de derecho y respetar los derechos humanos.


La promesa más importante de Obama fue la de ponernos en ese camino. Será para su eterna desgracia si sigue por la tenebrosa senda hacia un nuevo Abu Ghraib.

Danza macabra de cinismo

La política de saqueo impuesta por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en el Oriente Medio entró en crisis. Esta se desató inevitablemente con el alto costo de los cereales, cuyos efectos se hacen sentir con más fuerza en los países árabes donde a pesar de sus enormes recursos petroleros, la escasez de agua, las áreas desérticas y la pobreza generalizada del pueblo contrastan con los enormes recursos derivados del petróleo que poseen los sectores privilegiados.

Mientras los precios de los alimentos se triplican, las fortunas inmobiliarias y los tesoros de la minoría aristocrática se elevan a millones de millones de dólares.
El mundo arábigo, de cultura y creencia mayoritariamente musulmana, se ha visto humillado adicionalmente por la imposición a sangre y fuego de un Estado que no fue capaz de cumplir las obligaciones elementales que le dieron origen, a partir del orden colonial existente hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, en virtud del cual las potencias victoriosas crearon la ONU e impusieron el comercio y la economía mundiales.

Gracias a la traición de Sadat en Camp David el Estado árabe palestino no ha podido existir, pese a los acuerdos de la ONU de noviembre de 1947, e Israel se convirtió en una fuerte potencia nuclear aliada a Estados Unidos y la OTAN.

El Complejo Militar Industrial de Estados Unidos suministró decenas de miles de millones de dólares cada año a Israel y a los propios estados árabes sometidos y humillados por éste.

El genio ha salido de la botella y la OTAN no sabe cómo controlarlo.
Van a tratar de sacarle el máximo provecho a los lamentables sucesos de Libia. Nadie sería capaz de saber en este momento lo que allí está ocurriendo. Todas las cifras y versiones, hasta las más inverosímiles, han sido divulgadas por el imperio a través de los medios masivos, sembrando el caos y la desinformación.

Es evidente que dentro de Libia se desarrolla una guerra civil. ¿Por qué y cómo se desató la misma? ¿Quiénes pagarán las consecuencias? La agencia Reuters, haciéndose eco del criterio de un conocido banco de Japón, el Nomura, expresó que el precio del petróleo podría sobrepasar cualquier límite:

“‘Si Libia y Argelia suspenden la producción petrolera, los precios podrían llegar a un máximo por encima de 220 dólares por barril y la capacidad ociosa de la OPEP sería reducida a 2,1 millones de barriles por día, similar a los niveles vistos durante la guerra del Golfo y cuando los valores tocaron los 147 dólares por barril en el 2008′, aseveró el banco en una nota.”

¿Quiénes podrían pagar hoy ese precio? ¿Cuáles serían las consecuencias en medio de la crisis alimentaria?

Los líderes principales de la OTAN están exaltados. El Primer Ministro británico, David Cameron, informó ANSA, “…admitió en un discurso en Kuwait que los países occidentales se equivocaron en apoyar gobiernos no democráticos en el mundo árabe.” Se le debe felicitar por la franqueza.

Su colega francés Nicolás Sarkozy declaró: “La prolongada represión brutal y sangrienta de la población civil libia es repugnante”.

El canciller italiano Franco Frattini declaró “‘creíble’ la cifra de mil muertos en Trípoli [...] ‘la cifra trágica será un baño de sangre’.”

Hillary Clinton declaró: “…el ‘baño de sangre’ es ‘completamente inaceptable’ y ‘tiene que parar’…”

Ban Ki-moon habló: “‘Es absolutamente inaceptable el uso de la violencia que hay en el país’.”

“…’el Consejo de Seguridad actuará de acuerdo a lo que decida la comunidad internacional’.”

“‘Estamos considerando una serie de opciones’.”

Lo que Ban Ki-moon espera realmente es que Obama diga la última palabra.
El Presidente de Estados Unidos habló en la tarde de este miércoles y expresó que la Secretaria de Estado saldría para Europa a fin de acordar con sus aliados de la OTAN las medidas a tomar. En su cara se apreciaba la oportunidad de lidiar con el senador de la extrema derecha de los republicanos John McCain; el senador pro israelita de Connecticut, Joseph Lieberman y los líderes del Tea Party, para garantizar su postulación por el partido demócrata.

Los medios masivos del imperio han preparado el terreno para actuar. Nada tendría de extraño la intervención militar en Libia, con lo cual, además, garantizaría a Europa los casi dos millones de barriles diarios de petróleo ligero, si antes no ocurren sucesos que pongan fin a la jefatura o la vida de Gaddafi.

De cualquier forma, el papel de Obama es bastante complicado. ¿Cuál será la reacción del mundo árabe y musulmán si la sangre en ese país se derrama en abundancia con esa aventura? ¿Detendrá una intervención de la OTAN en Libia la ola revolucionaria desatada en Egipto?

En Iraq se derramó la sangre inocente de más de un millón de ciudadanos árabes, cuando el país fue invadido con falsos pretextos. ¡Misión cumplida! proclamó George W. Bush.

Nadie en el mundo estará nunca de acuerdo con la muerte de civiles indefensos en Libia o cualquier otra parte. Y me pregunto: ¿aplicarán Estados Unidos y la OTAN ese principio a los civiles indefensos que los aviones sin piloto yankis y los soldados de esa organización matan todos los días en Afganistán y Pakistán?
Es una danza macabra de cinismo.

F.C.

La OTAN, la guerra, la mentira y los negocios

Como algunos conocen, en septiembre de 1969, Muammar al-Gaddafi, un militar árabe beduino de peculiar carácter e inspirado en las ideas del líder egipcio Gamal Abdel Nasser, promovió en el seno de las Fuerzas Armadas un movimiento que derrocó al Rey Idris I de Libia, un país desértico casi en su totalidad y de escasa población, situado al norte de África, entre Túnez y Egipto.

Los importantes y valiosos recursos energéticos de Libia fueron descubriéndose progresivamente.

Nacido en el seno de una familia de la tribu beduina de pastores nómadas del desierto, en la región de Trípoli, Gaddafi era profundamente anticolonialista. Se asegura que un abuelo paterno murió luchando contra los invasores italianos cuando Libia fue invadida por éstos en 1911. El régimen colonial y el fascismo cambiaron la vida de todos. Se dice, igualmente, que el padre sufrió prisión antes de ganarse el pan como obrero industrial.

Incluso, los adversarios de Gaddafi aseguran que se destacó por su inteligencia como estudiante; fue expulsado del liceo por sus actividades antimonárquicas. Logró matricularse en otro liceo y después graduarse en leyes en la Universidad de Bengasi a los 21 años. Ingresa después en el Colegio Militar de Bengasi donde creó lo que se denominó el Movimiento Secreto Unionista de Oficiales Libres, concluyendo posteriormente sus estudios en una academia militar británica.
Estos antecedentes explican la notable influencia que ejerció después en Libia y en otros líderes políticos, estén hoy a favor o en contra de Gaddafi.
Había iniciado su vida política con hechos incuestionablemente revolucionarios.
En marzo de 1970, tras manifestaciones masivas nacionalistas, logró la evacuación de los soldados británicos del país y, en junio, Estados Unidos desalojó la gran base aérea cerca de Trípoli, entregada a instructores militares egipcios, país aliado a Libia.

En 1970, varias compañías petroleras occidentales y sociedades bancarias con participación de capitales extranjeros fueron afectadas por la Revolución. A fines de 1971, la famosa British Petroleum corrió la misma suerte. En el área agropecuaria todos los bienes italianos fueron confiscados, los colonos y sus descendientes expulsados de Libia.

La intervención estatal se orientó al control de las grandes empresas. La producción de ese país pasó a disfrutar de uno de los niveles más altos del mundo árabe. Se prohibió el juego y el consumo de alcohol. El estatus jurídico de la mujer, tradicionalmente limitado, fue elevado.

El líder libio se enfrascó en teorías extremistas que se oponían tanto al comunismo como al capitalismo. Fue una etapa en la que Gaddafi se dedicó a la teorización, que no tiene sentido incluir en este análisis, aunque sí señalar que en el artículo primero de la Proclama Constitucional de 1969 se establecía el carácter "Socialista" de la Jamahiriya Árabe Libia Popular.

Lo que deseo enfatizar es que a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN nunca le interesaron los derechos humanos.

La olla de grillos que tuvo lugar en el Consejo de Seguridad, en la reunión del Consejo de Derechos Humanos con sede en Ginebra, y en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, fue puro teatro.

Comprendo perfectamente las reacciones de los líderes políticos envueltos en tantas contradicciones y estériles debates, dada la urdimbre de intereses y problemas que deben atender.

Todos sabemos muy bien que el carácter de miembro permanente, el poder de veto, la posesión de armas nucleares, y no pocas instituciones son fuentes de privilegios e intereses impuestos por la fuerza a la humanidad. Se puede estar o no de acuerdo con muchas de ellas, pero jamás aceptarlas como medidas justas o éticas.

El imperio pretende ahora hacer girar los acontecimientos en torno a lo que hizo o no Gaddafi, porque necesita intervenir militarmente en Libia y golpear la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe. Hasta ahora no se decía una palabra, se guardaba silencio y se hacían negocios.

Promovida la latente rebeldía libia por los órganos de inteligencia yanki, o por los errores del propio Gaddafi, es importante que los pueblos no se dejen engañar, ya que muy pronto la opinión mundial tendrá suficientes elementos para saber a qué atenerse.

A mi juicio, y así lo expresé desde el primer momento, había que denunciar los planes de la belicosa OTAN.

Libia, igual que muchos países del Tercer Mundo, es miembro del Movimiento de Países No Alineados, del Grupo de los 77 y otras organizaciones internacionales, a través de las cuales se establecen relaciones independientemente de su sistema económico y social.

A grandes rasgos: la Revolución en Cuba, inspirada en principios Marxistas-Leninistas y Martianos, había triunfado en 1959 a 90 millas de Estados Unidos, que nos impuso la Enmienda Platt y era propietario de la economía de nuestro país.
Casi de inmediato, el imperio promovió contra nuestro pueblo la guerra sucia, las bandas contrarrevolucionarias, el criminal bloqueo económico, y la invasión mercenaria de Girón, custodiada por un portaaviones y su infantería de marina lista para desembarcar si la fuerza mercenaria obtenía determinados objetivos.
Apenas año y medio después nos amenazó con el poderío de su arsenal nuclear. Una guerra de ese carácter estuvo a punto de estallar.

Todos los países latinoamericanos, con la excepción de México, participaron del criminal bloqueo que todavía perdura, sin que nuestro país jamás se rindiera. Es importante recordarlo para los que carecen de memoria histórica.

En enero de 1986, esgrimiendo la idea de que Libia estaba detrás del llamado terrorismo revolucionario, Reagan ordenó romper relaciones económicas y comerciales con ese país.

En marzo, una fuerza de portaaviones en el Golfo de Sirte, dentro de aguas consideradas nacionales por Libia, desató ataques que ocasionaron la destrucción de varias unidades navales provistas de lanzamisiles y de sistemas de radares de costa que ese país había adquirido en la URSS.

El 5 de abril, una discoteca en Berlín Occidental, frecuentada por soldados de Estados Unidos, fue víctima de explosivos plásticos, en el que tres personas murieron, dos de ellas militares norteamericanos y muchos fueron heridos.
Reagan acusó a Gaddafi y ordenó a la Fuerza Aérea que diera respuesta. Tres escuadrones despegaron de los portaaviones de la VI Flota y bases en el Reino Unido, atacaron con misiles y bombas siete objetivos militares en Trípoli y Bengasi. Alrededor de 40 personas murieron, 15 de ellas civiles. Advertido del avance de los bombarderos, Gaddafi reunió la familia y estaba abandonando su residencia ubicada en el complejo militar de Bab Al Aziziya, al sur de la capital. No había concluido la evacuación cuando un misil impactó directamente en la residencia, su hija Hanna murió y otros dos hijos resultaron heridos. El hecho recibió un amplio rechazo; la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución de condena por violación de la Carta de la ONU y el Derecho Internacional. Igual hizo en términos enérgicos el Movimiento de Países No Alineados, la Liga Árabe y la OUA.

El 21 de diciembre de 1988, un Boeing 747 de la compañía Pan Am que volaba de Londres a Nueva York se desintegró en pleno vuelo por el estallido de una bomba, los restos cayeron sobre la localidad de Lockerbie, y la tragedia costó 270 vidas de 21 nacionalidades.

En un principio el Gobierno de Estados Unidos sospechó de Irán, como represalia por la muerte de 290 personas por el derribo de un Airbus de su línea estatal. Las investigaciones, según los yankis, implicaban dos agentes de la inteligencia libia. Imputaciones similares contra Libia se hicieron por un avión de la aerolínea francesa en ruta Brazzaville-N’Djamena-París, implicando a funcionarios libios que Gaddafi rechazó extraditar por hechos que negó categóricamente.
Una leyenda tenebrosa se fabricó contra él con la participación de Reagan y Bush padre.

Desde 1975 hasta la etapa final del gobierno de Reagan, Cuba se había consagrado a sus deberes internacionalistas en Angola y otros países de África. Conocíamos de los conflictos que se desarrollaron en Libia o en torno a ella por lecturas y testimonios de personas muy vinculadas a ese país y al mundo árabe, así como por las impresiones que guardamos de numerosas personalidades de distintos países con los que tuvimos contactos en aquellos años.

Muchos conocidos líderes africanos con los que Gaddafi mantenía relaciones estrechas se esforzaron por buscar soluciones a las tensas relaciones entre Libia y el Reino Unido.

El Consejo de Seguridad le había impuesto sanciones a Libia que comenzaron a superarse cuando Gaddafi aceptó someter a juicio, con determinadas condiciones, a los dos acusados por el avión que estalló sobre Escocia.

Delegaciones libias comenzaron a ser invitadas a reuniones intereuropeas. En julio de 1999 Londres inició el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas con Libia, después de algunas concesiones adicionales.

En septiembre de ese año, los ministros de la Unión Europea aceptaron revocar las medidas restrictivas al comercio tomadas en 1992.

El 2 de diciembre, Massimo D’Alema, primer ministro italiano, realizó la primera visita de un jefe de gobierno europeo a Libia.

Desaparecida la URSS y el campo socialista de Europa, Gaddafi decidió aceptar las demandas de Estados Unidos y la OTAN.

Cuando visité Libia en mayo de 2001, me exhibió las ruinas del traidor ataque con que Reagan asesinó a su hija, y estuvo a punto de exterminar a toda la familia.
A inicios del 2002, el Departamento de Estado informó que estaban en curso conversaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Libia.

En mayo se había vuelto a incluir a Libia en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, aunque, en enero, el presidente George W. Bush no había mencionado al país africano en su célebre discurso sobre los integrantes del "eje del mal".
Al iniciarse el año 2003, en virtud del acuerdo económico sobre indemnizaciones alcanzado entre Libia y los países demandantes, Reino Unido y Francia, el Consejo de Seguridad de la ONU levantó las sanciones de 1992 contra Libia.

Antes de finalizar el 2003, Bush y Tony Blair informaron de un acuerdo con Libia, país que había entregado a expertos de inteligencia del Reino Unido y Washington documentación de los programas no convencionales de armas, así como misiles balísticos con un alcance superior a 300 kilómetros. Funcionarios de ambos países ya habían visitado diversas instalaciones. Era el fruto de muchos meses de conversaciones entre Trípoli y Washington, como reveló el propio Bush.

Gaddafi cumplió sus promesas de desarme. En pocos meses Libia entregó las cinco unidades de misiles Scud-C con un alcance de 800 kilómetros y los cientos de Scud-B, cuyo alcance sobrepasaba los 300 kilómetros en misiles defensivos de corto alcance.
A partir de octubre de 2002 se inició el maratón de visitas a Trípoli: Berlusconi, en octubre de 2002; José María Aznar, en septiembre de 2003; Berlusconi de nuevo en febrero, agosto y octubre de 2004; Blair, en marzo de 2004; el alemán Schröeder, en octubre de ese año; Jacques Chirac, en noviembre de 2004. Todo el mundo feliz. Poderoso caballero es don dinero.

Gaddafi recorrió triunfalmente Europa. Fue recibido en Bruselas en abril de 2004 por Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea; en agosto de ese año el líder libio invitó a Bush a visitar su país; Exxon Mobil, Chevron, Texaco y Conoco Philips ultimaban la reanudación de la extracción de crudo a través de joint ventures.
En mayo de 2006, Estados Unidos anunció la retirada de Libia de la lista de países terroristas y el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas.

En 2006 y 2007, Francia y Estados Unidos suscribieron acuerdos de cooperación nuclear con fines pacíficos; en mayo de 2007, Blair volvió a visitar a Gaddafi en Sirte. British Petroleum firmó un contrato "enormemente importante" según se declaró para la exploración de yacimientos de gas.

En diciembre de 2007, Gaddafi realizó dos visitas a Francia y firmó contratos de equipamientos militares y civiles por valor de 10 000 millones de euros; y a España, donde se entrevistó con el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Contratos millonarios se suscribieron con importantes países de la OTAN.

¿Qué es lo que ahora ha originado la retirada precipitada de las embajadas de Estados Unidos y los demás miembros de la OTAN?

Todo resulta sumamente extraño.

George W. Bush, el padre de la estúpida guerra antiterrorista, declaró el 20 de septiembre de 2001 a los cadetes de West Point "Nuestra seguridad requerirá [¼ ] la fuerza militar que ustedes dirigirán, una fuerza que debe estar lista para atacar inmediatamente en cualquier oscuro rincón del mundo. Y nuestra seguridad requerirá que estemos listos para el ataque preventivo cuando sea necesario defender nuestra libertad y [¼ ] nuestras vidas."

"Debemos descubrir células terroristas en 60 países o más [¼ ] Junto a nuestros amigos y aliados, debemos oponernos a la proliferación y afrontar a los regímenes que patrocinan el terrorismo, según requiera cada caso."

¿Qué pensará Obama de ese discurso?

¿Qué sanciones impondrá el Consejo de Seguridad a los que mataron más de un millón de civiles en Irak y a los que todos los días asesinan hombres, mujeres y niños en Afganistán, donde en días recientes la población enardecida se lanzó a las calles a protestar contra la matanza de niños inocentes?

Un despacho de la AFP procedente de Kabul, fechado hoy 9 de marzo, revela que: "El año pasado fue el más letal para los civiles en nueve años de guerra entre los talibanes y las fuerzas internacionales en Afganistán, con casi 2 800 muertos, un 15% más que en 2009, indicó el miércoles un informe de la ONU, que subraya el costo humano del conflicto para la población."

"la insurrección de los talibanes se intensificó y ganó terreno en estos últimos años, con acciones de guerrilla más allá de sus bastiones tradicionales del sur y del este."

"Con 2 777 exactamente, el número de civiles muertos en 2010 aumentó en 15% con respecto a 2009, indica el informe anual conjunto de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán¼ "

"El presidente Barack Obama expresó el 3 de marzo su "profundo pesar" al pueblo afgano por los nueve niños muertos, y también lo hicieron el general estadounidense David Petraeus, comandante en jefe de la ISAF, y el secretario de Defensa, Robert Gates."

"El reporte de la UNAMA destaca que el número de civiles muertos en 2010 es cuatro veces superior a los soldados de las fuerzas internacionales caídos en combate en ese mismo año."

"El año 2010 ha sido, de lejos, el año más mortífero para los soldados extranjeros en nueve años de guerra, con 711 muertos, confirmando que la guerrilla de los talibanes se intensificó pese al envío de 30 000 soldados estadounidenses de refuerzo el año pasado."

Durante 10 días, en Ginebra y en Naciones Unidas, se pronunciaron más de 150 discursos sobre violaciones de los derechos humanos que fueron repetidos millones de veces por televisión, radio, Internet y la prensa escrita.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en su intervención del pasado 1º de marzo de 2011 ante los Ministros de Relaciones Exteriores reunidos en Ginebra, expresó:

"La conciencia humana rechaza la muerte de personas inocentes en cualquier circunstancia y lugar. Cuba comparte plenamente la preocupación mundial por las pérdidas de vidas de civiles en Libia y desea que su pueblo alcance una solución pacífica y soberana a la guerra civil que allí ocurre, sin ninguna injerencia extranjera, y que garantice la integridad de esa nación."
Algunos de los párrafos finales de su intervención fueron lapidarios:

"Si el derecho humano esencial es el derecho a la vida, ¿estará listo el Consejo para suspender la membresía de los Estados que desaten una guerra?"
"¿Suspenderá a los Estados que financien y suministren ayuda militar empleada por el Estado receptor en violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos y en ataques contra la población civil, como las que ocurren en Palestina?"

"¿Aplicará esa medida contra países poderosos que realicen ejecuciones extrajudiciales en territorio de otros Estados con empleo de alta tecnología, como municiones inteligentes y aviones no tripulados?"

"¿Qué ocurrirá con Estados que acepten en sus territorios cárceles ilegales secretas, faciliten el tránsito de vuelos secretos con personas secuestradas o participen de actos de tortura?"
Compartimos plenamente la valiente posición del líder bolivariano Hugo Chávez y el ALBA.

Estamos contra la guerra interna en Libia, a favor de la paz inmediata y el respeto pleno a la vida y los derechos de todos los ciudadanos, sin intervención extranjera, que solo serviría a la prolongación del conflicto y los intereses de la OTAN.

Fidel Castro Ruz
Marzo 9 de 2011
9 y 35 p.m.

¿Vuelve la caza de brujas a Estados Unidos?

Pere Vilanova
Público


Una de las mejores consecuencias de los cambios en el mundo árabe era, según los expertos más fiables, que hay uno a quien todo ello ha dejado bastante fuera de juego: Bin Laden. Pero resulta que el congresista Peter King, representante republicano por Nueva York, ha decidido hacerse famoso a costa de la dignidad de mucha gente. Y a costa de la credibilidad de la democracia representativa tal como la formularon en su día los “padres fundadores” de la Constitución americana. Como consecuencia de la victoria republicana en las últimas elecciones legislativas, King es el presidente de la Comisión sobre Seguridad Interior de la Cámara de Representantes. Pero las comisiones llamadas de investigación en el sistema político norteamericano tienen poco que ver con nuestras previsibles comisiones parlamentarias. Son poderosas máquinas que a veces acaban yendo mucho más allá de su propósito fundacional. En principio fueron pensadas como un simple instrumento parlamentario para mejorar la legislación. Nunca como instrumentos parajudiciales, no son órganos jurisdiccionales, no dictan sentencia. Pero en la tristemente época de la caza de brujas que asoló la democracia americana (y no sólo la industria del cine) durante casi diez años, de la mano del celebre senador McCarthy, lo que empezó siendo una simple serie de audiencias para “saber más” sobre la infiltración soviética en Hollywood (no se rían) acabó como una amenaza sin precedentes a las libertades civiles en EEUU.


Ahora King ha decidido someter a escrutinio a toda la comunidad musulmana norteamericana, con el propósito de demostrar que “el 85% de sus líderes son extremistas” y de que toda expresión de su fe, que ese ignorante confunde con un uso abusivo del término sharia, amenaza la seguridad de EEUU. Ed Husein, investigador senior en el US Council on Foreign Relations, ya ha dicho que la comisión King “es una victoria para Al Qaida”. Críticas contundentes han venido del sheriff de Los Angeles, Lee Baca, y de Robert Mueller, director del FBI (que algo sabrá del tema). Se escuchan ya voces enérgicas de congresistas demócratas y republicanos frente a tal despropósito. Y esto no es antiamericanismo, al contrario, es considerar la defensa de los derechos civiles allí como una cosa que nos atañe a todos.